En nuestras visitas guiadas a la Catedral de Burgos ,
no podemos pasar por alto una de las capillas más bellas del siglo XV :
la Capilla de Santa Ana.
Fue encargada construir por el obispo de Burgos don Luis de Acuña y Osorio. A lo largo del siglo XV nobles y altas dignidades de la Iglesia ordenan construir capillas funerarias privadas. En estas capillas se celebraban misas por las almas de sus comitentes. Don Luis de Acuña, imitando al obispo Alonso de Cartagena, solicitó permiso para construir su capilla funeraria en la Catedral de Burgos.
OBISPO DON LUIS DE ACUÑA Y OSORIO
Luis Vázquez de Acuña y Osorio (Cuenca, 1426-Burgos,1495) fue obispo de Burgos entre 1456 y 1495 fue uno de los más grandes mecenas de la historia de la Catedral de Burgos. Fue partícipe en la vida política apoyando al infante Alfonso en el levantamiento contra el rey Enrique IV conocido como el impotente. Años más tarde, tomó partido por Juana la Beltraneja en la guerra de sucesión que la enfrentó a Isabel la Católica. Fue desterrado y dirigió la diócesis de Burgos desde su palacio en Rabé de las Calzadas. Tuvo dos hijos. Uno de ellos, el obispo Antonio Acuña, conocido por su participación en la guerra de las comunidades.
Durante su episcopado, que fue uno de los más largos de la historia de la diócesis de Burgos , se construyó su capilla funeraria, la Capilla de Santa Ana, la construcción de las agujas sobre las torres de la Catedral una tercera aguja de la Catedral que colapsó en 1539. Ordeno realizar las puertas del claustro conocida como la puerta del paraíso y además la imagen de plata de Santa María la Mayor en el retablo mayor de la Catedral de Burgos.
LA CAPILLA DE SANTA ANA
Don Luis de Acuña conto con la ayuda de Fernando Díaz de Fuentepelayo para la construcción de su capilla funeraria. El arquitecto Juan de Colonia inicia la construcción, en 1477. Tras su muerte, la terminó su hijo, Simón de Colonia. La obra se terminó 1488.
Ocupa el espacio dos antiguas capillas del siglo XIV, la de Santa Ana y la de San Antolín.
Según accedemos a la capilla, destacan las rejas atribuidas a Luis de Paredes, comenzadas en 1485. A la izquierda se encuentra el sepulcro de don Fernando Díaz de Fuentepelayo. Por su condición de arcediano, primer capellán de la Capilla de Santa Ana y hombre de confianza del obispo se le concedió el privilegio de ser enterrado aquí.
A la derecha, tres pequeños retablos, dos neogóticos dedicados a san Rafael y a santa Teresa de Jesús, y otro dedicado a santa Ana. El retablo de piedra dedicado a santa Ana fue encargado en 1522 a Diego de Siloé. Representa a Santa Ana Triple. Es decir, santa Ana, su hija María y su nieto, el Niño Jesús. Les acompañan dos imágenes de san Bartolomé y san Vítores a cada lado, con los medallones en la parte superior de Jesucristo, San Pedro y San Pablo.
El espacio de la capilla está dividido en dos tramos con bóvedas de crucería, con los nervios decorados con caireles. Misma decoración en la iglesia de la Cartuja de Miraflores realizada por Simón de Colonia.
RETABLO MAYOR DE LA CAPILLA DE SANTA ANA
Gil de Siloé y su taller realizarón el retablo mayor de la capilla de Santa Ana, posteriormente realizarán el retablo de la Cartuja de Miraflores y los sepulcros por mandato de la Reina Isabel la Católica. . El dorado y la policromía del conjunto se la debemos a Diego de la Cruz.
Se organiza el retablo en banco, cuerpo principal de tres calles y ático. En el banco, la escena central representa la Resurrección de Cristo, a ambos lados se ubican los santos Pedro y Pablo y los cuatro Evangelistas. El evangelista san Marcos lleva unas lentes y una escuadra, se considera la firma artística del maestro.
La escena central, encontramos a Jesé, padre del rey David. De su pecho salen raices y nacen dos ramas de un árbol representados los descendientes de Jesé, antepasados de Cristo. Culmina con la imagen de la Virgen María y a cada lado están representadas las alegorías de la Sinagoga, con los ojos cubiertos, las Tablas de la Ley y un cetro roto, y la Iglesia, coronada y con un cáliz. . En centro del retablo la escena del Abrazo ante la Puerta Dorada de San Joaquín y Santa Ana símbolo de la Inmaculada Concepción de María.
En las dos calles laterales, cuatro relieves, del Ciclo de la Vida de la Virgen: Expulsión de San Joaquín del Templo, la Anunciación del ángel a San Joaquín, el Nacimiento de María y su Presentación en el Templo. En el lado del Evangelio la parte inferior vemos al donante, Luis de Acuña, en actitud orante y acompañado de su ayudante Fuentepelayo. Al otro lado, un santo que se le aparece un ciervo con Cristo Crucificado en la cornamenta. Se puede identificar con san Huberto o san Eustaquio.
Completan la decoración del retablo, numerosas figuras de santos , profetas, patriarcas, etc. En la parte superior se corona el retablo con un Calvario.
SEPULCRO DE LUIS DE ACUÑA
En el centro podemos admirar el sepulcro de obispo Don Luis de Acuña hecho en alabastro por Diego de Siloé, hijo de Gil de Siloé. Se hace en 1519, muchos años después de que falleciera el obispo.
Siloé sigue de manera fiel el modelo de sepulcro del papa Sixto IV, obra de Pollaiuolo de estilo renacentista. Sobre la cama está representado el obispo con báculo y mitra, reposa la cabeza sobre dos almohadones.
OTRAS OBRAS
Nos encontramos con un cuadro de la Sagrada Familia con San Juanito. Al parecer es copia, con el añadido del Bautista, de una Sagrada Familia de Andrea del Sarto, un cuadro con el Martirio de San Bartolomé y tres capas pluviales.
Hay un gran arco sepulcral con imágenes de la Virgen del Pilar y del apóstol Santiago, ambas datan del siglo XIX.
SIGLO XIX
En el siglo XIX , la capilla estuvo bajo el patrocinio del IX duque de Abrantes se realizaron varias intervenciones. Rodeando al retablo se añadieron escudos de linajes nobiliarios relacionados con los duques de Abrantes. Va a encargar a Lanzuela hacer dos retablos neogóticos dedicados a san Rafael y a santa Teresa. También, el propio Lanzuela va a repintar el retablo de Gil de Siloé y financió las vidrieras.
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